Con este punto de partida, lo que debemos hacer ahora es empezar a construir. Ya estamos trabajando en un nuevo modelo del cuidado de los mayores centrándonos en tres aspectos principales: la digitalización, el incremento de la oferta médica y unos cuidados centrados en mejorar la calidad de vida de las personas.
En el futuro será posible seguir un tratamiento en casa y esté conectado con el hospital a través de wearables que recojan datos que ayuden a monitorizar el estado de salud de esa persona por su médico.
Lo que me lleva a la segunda idea, la necesidad de que las residencias cuenten con una mayor capacidad de resolución médica. No solo porque en las plantillas se incremente el número de profesionales sanitarios, sino porque los residentes puedan utilizar la tecnología, como las videoconsultas, para contactar con su médico sin moverse de su habitación. E incluso el personal médico de la residencia tenga a su disposición el soporte de un hospital y sus equipos asistenciales para ayudarle en el diagnóstico y la toma de decisiones. Es decir, la tecnología nos permite ampliar la oferta de servicios médicos en la residencia hasta límites insospechados hasta ahora.
No debemos olvidar el principal objetivo del cuidado a los mayores: mejorar la calidad de vida de las personas, un envejecimiento activo y feliz.
Esta pandemia también ha puesto en evidencia la necesidad de cooperación. Es un camino que debemos caminar juntos, desde el ámbito público y privado, para construir un futuro mejor para nuestros mayores. Al final, se trata de dar respuesta a una necesidad que ya estaba ahí pero que esta situación se ha encargado de señalar. Una señal de que la sociedad avanza, evoluciona, que también puede volver a sufrir otras pandemias. Nosotros debemos dar respuesta a estos nuevos desafíos. Sanitas se compromete a proporcionar esas nuevas soluciones y a cooperar con los gestores públicos para juntos lograr responder a esas demandas sociales.